Agilidad en la estrategia, la clave: Transformación Digital

Por Roberto Toledo

A casi medio año de que terminó el dramático año 2020, muchas empresas están, no sólo en riesgo financiero, además pueden convertirse en los dinosaurios del mundo moderno.

En su libro, The Future of Management, Gary Hamel señala que “En este momento, su empresa tiene procesos de negocios habilitados vía web del siglo XXI así como procesos de gestión empresariales de mediados del siglo XX, todo construido sobre los principios de administración del siglo XIX.”

El mercado que conocíamos, el que llevamos años aprendiendo, aquel que estudiamos en nuestros MBAs, ha sido cambiado: aprendimos acerca de dar certeza al inversionista, de mantener un negocio predecible, dando estabilidad y continuidad al negocio. Nadie nos enseñó de revolución y caos.

    Dado que los procesos de planeación estratégica tradicional tienen un ritmo lento y a largo plazo, desafiar el modelo de negocio actual es imperativo para crear una estrategia ágil con capacidad de respuesta.  Este es el nuevo principio de gestión.

    Uno de los primeros cambios de paradigma que debe ocurrir está en nuestras mentes, la estrategia no importa que tan bien definida esté, servirá de poco si al momento de ejecutarse, las condiciones de mercado han cambiado de forma sustancial.

    En una encuesta realizada por Mckinsey, para empresas que lanzaron proyectos de Transformación Digital, cerca del 70% de los encuestados realizó cambios en el equipo directivo de la organización e incorporó ejecutivos familiarizados con las tecnologías digitales.

    En su libro, The Digital Transformation Playbook, David Rogers identifica los elementos clave a considerar para la definición de una estrategia digital. Se centra en aquello que las organizaciones deben pensar para transformar su modelo de negocio. Identifica 5 áreas de negocios clave antes de iniciar un proyecto de Transformación Digital y sugiere centrar la estrategia en estos: clientes, competencia, datos, innovación y valor al mercado.

    Durante la mayor parte del siglo XX, las organizaciones eran definidas con una visión maquinista, es decir, con principios de gestión propios de la revolución industrial, no debería sorprender que los empleados trabajaran con base a roles de puesto muy estructurados y poco flexibles, sus líderes querían eficiencia y cumplimiento, no innovación o pensamiento crítico. 

    Sin embargo hoy en día, es precisamente esa mentalidad innovadora, emprendedora, tipo startup la que busca nuevas ideas y que no tiene una burocracia como camisa de fuerza. La que también se requiere para iniciar un proyecto de transformación digital. La transformación inicia con una estrategia ágil, se apalanca con las tecnologías digitales, pero se logra a través de las personas. Este es otro paradigma que tiene que cambiar en esta nueva revolución tecnológica.

    No se puede obligar a las personas a cambiar, tienen que tomar la decisión de que cambiar es lo mejor para ellos. En muchos sentidos, mantener el status quo está en la naturaleza humana y por supuesto, las personas a menudo tenemos miedo al cambio, aunque, paradójicamente, también lo tenemos a seguir donde estamos. Y es así: cuando se trata de cambiar, no hacerlo parece menos riesgoso. Tener éxito significa no fallar, pero para tener éxito debe aceptar e incluso invitar al fracaso.

    La clave entonces es transformar la organización, con foco en la entrega de valor al cliente, habilitando a las personas en el uso de tecnologías de información. Una estrategia de Agilidad Organizacional es el medio para detectar e implementar iniciativas de Transformación Digital de forma rápida y sobre todo exitosa.

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